11 de octubre de 2004

El precio de la fama

Apenas pisé la oficina esta mañana que empezó la inundación de llamadas. Todas se parecían: se trataba de un periodista que quería la reacción de mi jefe ante la demanda interpuesta por sus antiguos compañeros de curso. Lo acusan de haberles arruinado su vida privada al incluir en su película "Dazed and Confused" personajes inspirados en ellos cuando eran adolescentes. Lo curioso es que el filme tiene más de una década y recién ahora se decidieron a presentar una acusación.

Bueno, que sirva de lección si uno elige representar experiencias personales en el celuloide... aunque, pensándolo mejor, ¿acaso no siempre es un poco así? Ya me advirtió la Xime que me podría demandar en un futuro por tener un personaje en mi película que es una abuela, ¡porque perfectamente podría estar inspirada en su abuela!